miércoles, 26 de agosto de 2009

Las fuerzas políticas al final del régimen de Franco


Franco había prohibido los sindicatos y los partidos políticos tolerando solamente a Falange Española Tradicionalista y de las JONS y a los sindicatos verticales copiados del modelo fascista. Pero en la clandestinidad continuaron operando grupos de oposición.
En los años finales del franquismo se produce un debate sobre la necesidad del cambio de régimen, sobre todo teniendo presente que Franco se acercaba al límite de su vida. Los franquistas puros pretendían la simple continuidad del régimen dejando todo “atado y bien atado”, de modo que el sucesor Juan Carlos continuase gobernando como Franco. Esta posición era cuestionada por muchos de los propios franquistas que veían imposible continuar sin cambios debido a las transformaciones sociales experimentadas, al entorno, y a la insustituible personalidad y circunstancias que rodearon al “Caudillo”.
Entre los franquistas se irá configurando lo que sus enemigos llamaban “el bunker”,con personalidades como Blas Piñar, Raimundo Fernández Cuesta, Girón de Velasco y otros que se oponen a toda reforma y quieren el franquismo puro y duro. Su posición irá quedando en minoría con el paso del tiempo pero en principio son los que se pueden expresar y controlan las instituciones.
Otro grupo de personalidades del régimen, generalmente más jóvenes y que no habían vivido la guerra civil, empezaron a verse como “aperturistas” y a ser llamados de ese modo. Pertenecían al Movimiento (la denominación del partido único oficial) la mayoría de ellos, algunos tenían sentimientos monárquicos, otros se veían como simples técnicos. Entre ellos podemos situar a personas como Pio Cabanillas, Gabriel Cisneros, Adolfo Suárez, Rodolfo Martín Villa, Marcelino Oreja, e incluso a personas de más edad como José María de Areilza o Manuel Fraga. Todos ellos estaban convencidos de la necesidad de un cambio político. Serán los más influyentes en los gobiernos de la transición e irán desplazando al bunker. No conforman un grupo compacto ya que no presentan una idea compartida y precisa de todo el proceso que se avecina pero si creen que es preciso realizar cambios para presentar una imagen del régimen más democrática y que posibilitase la integración y el acercamiento a la Europa Comunitaria. Coinciden también en que el cambio tiene que hacerse por reformas del régimen sin romper con él.
Frente a este grupo de fuerzas procedentes del franquismo y que operan desde las propias instituciones nos encontramos con una oposición muy dividida. La derecha en la oposición tenía poca fuerza y estaba formada por personas que se habían ido alejando del régimen con el paso del tiempo. Por una parte estaba la democracia cristiana, dividida y dirigida por Ruíz Gimenes y Gil Robles; también estaba un sector monárquico que se definía como partidario de don Juan, el padre de Juan Carlos. En general esta oposición de derecha estaba formada por grupos pequeños en una clandestinidad tolerada, pero sus declaraciones tenían una gran repercusión social porque tenían la posibilidad de hacerse oír en artículos de prensa, declaraciones...
En Cataluña la oposición había logrado unirse y estaba muy influida por el nacionalismo catalanista. Las fuerzas políticas de oposición habían conseguido articularse en un organismo unitario: la Assemblea de Catalunya , en noviembre de 1971 que aglutinaba a partidos, sindicatos y organizaciones sociales de todo tipo y tuvo un gran protagonismo. En enero de 1975 se organiza el Consell de Forces Politiques de Catalunya que exigia el restablecimiento de la autonomía catalana. Formando parte de este Consell estaba la derecha nacionalista con un partido importante Convergencia Democrática de Catalunya dirigido por Jordi Pujol. La consigna de “Libertat, amnistía i estatut d´autonomía” figuraba en todas las protestas.
En el País Vasco la situación era distinta, allí la presencia de ETA y la dura respuesta policial mediatizaban las posiciones. ETA contaba con muchas simpatías entre los antifranquistas y aglutinaba a una corriente independentista que coincidía con las propuestas máximas del otro partido nacionalista: el PNV, que no condenaba las acciones de ETA. La división entre independentismo y españolismo y el terrorismo separaban a las fuerzas políticas que no conseguían una acción común como en Cataluña.
En la izquierda el socialismo aparecía dividido entre el Partido Socialista del Interior fundado por Enrique Tierno Galván después de ser expulsado de su cátedra en 1965 y que luego cambiaría su nombre a Partido Socialista Popular (PSP). Este grupo tenía presencia entre intelectuales y estudiantes.
El PSOE cambia de dirigentes en octubre de 1974, un grupo del interior del páis encabezados por Felipe González se impone en el Congreso e Suresnes a los del exilio dirigidos por Rodolfo Llopis.
El PSOE contaba también con la fuerza de su sindicato: la UGT, dirigida por Nicolas Redondo, importante en Asturias y el País Vasco.
El Partido Comunista de España (PCE) era la fuerza más numerosa y mejor organizada de la oposición. Su estructura resistió a la represión adaptándose a la lucha en la clandestinidad y su activismo le otorgó una fuerza y un prestigio grande entre los antifranquistas. Dirigido desde el exilio por Santiago Carrillo disponía de una gran capacidad de movilización entre estudiantes, obreros e intelectuales. Proponía una política de Pacto por la libertad y en julio de 1974 proponía la Junta Democrática, organismo del que formaban parte además del PCE, el PSP, el Partido del Trabajo de España (PTE), el Partido Carlista, Comisiones Obreras y personalidades independientes.
El PSOE se resistirá a participar en la Junta Democrática, por el protagonismo que en ella tiene el PCE, y en julio de 1975 crea la Plataforma de Convergencia Democrática en la que además del PSOE se integran la Izquierda Democrática que es un grupo de democracia cristiana liderado por Ruíz Giménez, el grupo socialdemócrata de Dionisio Ridruejo ( un antiguo falangista que se separó de falange en los primeros momentos del franquismo), una facción de los carlistas que apoyaba a Carlos Hugo de Borbón, y varios partidos de ultraizxquieda como la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT) que luego se saldrá y el Movimiento Comunista de España (MCE).
Plataforma y Junta se fusionarán en marzo de 1976 constituyendo Coordinación Democrática, la que popularmente se conocerá como Platajunta y que presionará por la democratización en el período de la transición.
A la izquierda del PCE aparecían grupos pequeños de filiación trostkista o maoista o que consideraban al PCE como demasiado socialdemócrata y poco comunista, como los citados ORT, MCE, la Liga Comunista Revolucionaria (LCR)... en general tenían poca implantación. Uno de ellos el Partido Comunista de España marxista-leninista (PCE m-l), al que no hay que confundir con el PCE, acabó propiciando la creación de un grupo que practicó luego el terrorismo (el FRAP). Otro grupo que también llegaría al terrorismo fue el GRAPO potenciado por el Partido Comunista de España Reconstituído (PCE r) proveniente del otra de las escisiones izquierdistas de grupos comunistas..
En el mundo obrero, aparte de sindicatos clandestinos minoritarios como la citada UGT, Unión Sindical Obrera (USO) o la histórica CNT, el grupo más influyente era Comisiones Obreras (CCOO). Nacido a partir de los conflictos obreros de Asturias se extendió por todo el país impulsado por el PCE. Presente en la mayoría de los conflictos llego a copar cargos de enlaces sindicales del sindicato vertical para reventarlo y forzó ser admitido a negociaciones con las patronales que sabían que en ellos y no en los sindicatos franquistas era donde residía la confianza de los obreros industriales.

domingo, 5 de julio de 2009

El primer fracaso aperturista de Arias Navarro

Arias Navarro fue presidente entre 1974 y 1976 . Eran tiempos en que se planteaba la sucesión del generalísimo y el futuro de España tras él.
Presidió el último gobierno de Franco y el primero del rey Juan Carlos. En el primero hubo una cadena de dimisiones de personas que eran consideradas por la sociedad española como aperturistas y de quienes se esperaba que pudiesen encaminar el régimen franquista hacia una democracia.

El presidente Arias había impulsado el espíritu del 12 de febrero, fecha de un discurso pronunciado ese día en el año 1974 que suscitó esperanzas sobre la posibilidad de una apertura a la democracia por parte del régimen, pero en octubre de 1974 esa esperanza es enterrada definitivamente al producirse una crisis de gobierno en la que el ministro de Información y Turismo, Pio Cabanillas, es cesado e inmediatamente se produce la dimisión en solidaridad con él del ministro de Hacienda, Antonio Barrera de Irimo. A esta dimisión le sigue una cascada de dimisiones de altos cargos de diversos ministerios e instituciones que evidencian la imposibilidad de un cambio. Entre los dimisionarios encontramos personas que tendrán gran protagonismo en el futuro de España: Francisco Fernández Ordóñez, Miguel Boyer, Marcelino Oreja, Ricardo de la Cierva, Carlos Bustelo, Alejandro Royo-Villanova, Fernando Castedo, Juan José Rosón, Juan Luís Cebrián, Carlos Solchaga, entre otros.
El cese del ministro Pio Cabanillas al parecer fue solicitada por el propio Franco al que habrían enseñado un dossier con ejemplos de lo que a la prensa se le estaba permitiendo publicar. En esos momentos la prensa realizaba una importante labor al ir creando un ámbito de libertad en el campo de la información que rompía con la tradición de una prensa oficialista y amordazada. Las sanciones se producían contra las publicaciones pero a la calle llegaban informaciones cada vez más libres que contribuían a un abierto debate sobre el final del franquismo y la necesidad de un cambio democrático. Acompañaba a la relajación de la censura política el reblandecimiento de la censura “moral” que permitía imágenes desacostumbradas de la anatomía femenina.
Los involucionistas confeccionaron a base de publicaciones de prensa un informe que presentaron a Franco en el que acusaban al ministro de permitir la pornografía y de que Televisión Española, la única que entonces existe, es un nido de rojos. Franco habría cedido y solicitado a Arias el cese del ministro.
También pudo haber influido en la decisión de Franco el que algunos de estos políticos estuviesen preparando el convencer al entorno del gobierno de la necesidad de que Franco en vida dejase paso al reinado de Juan Carlos. La familia de Franco, en concreto su yerno el marqués de Villaverde, se alarman ante esta perspectiva e influyen en su suegro en tal sentido.
El hecho es que tras las dimisiones, Arias está más cerca del Bunker que de los aperturistas y la esperanza que Arias pudo haber supuesto está claramente perdida

miércoles, 17 de junio de 2009

La sublevación del cuartel del San Gil




El 22 de junio de 1866 llevaba gobernando O´Donell, que había sustituido a Narváez tras los sucesos de la noche de San Daniel, un año cuando se produce un motín. No había el gobierno conseguido atraerse a los progresistas ni a los demócratas. Prim quizás esperaba ser llamado a formar gobierno y O´Donell no consigue apoyos, con lo que la situación de la monarquía está cada vez más en el aire.
Ya se había producido una intentona el 3 de enero de ese mismo año en Villarejo de Salvanés cuando Prim, Pavía y otros militares levantan a los húsares de Aranjuez y Ocaña pero no consiguen que el movimiento sea secundado y los cabecillas tienen que escapar a Portugal. Varios sargentos son fusilados. Prim será condenado a muerte en rebeldía pero la justicia no le alcanza y desde el extranjero continúa conspirando contra la Reina.
Ahora se prepara un movimiento civil y militar. Se sublevaría el cuartel de artillería de San Gil y juntamente con otras unidades debería tomar el Palacio Real y apoderarse de la Reina. Al tiempo un par de generales, dirigidos por Prim, entrarían por la frontera francesa e irían sublevando unidades. Por otra parte un grupo de personas se encargarían de sembrar la agitación entre los barrios populares de Madrid contribuyendo al éxito del movimiento militar. La acción estaba planificada para el día 26 de junio.
Pero el día 22 los sargentos encargados de la sublevación del cuartel de San Gil, se enfrentan a los oficiales matando a varios de ellos y se hacen con el cuartel iniciando el movimiento. La razón para adelantarse parece que fue el creer que O´Donell estaba enterado de lo que se preparaba. Por su parte los civiles de Madrid empiezan a formar barricadas y uniéndose a los sargentos intentan tomar el Palacio Real. La tropas leales a la Reina consiguen frustrar el intento y poco a poco van reduciendo a los sublevados aunque los enfrentamientos son sangrientos y se extienden por muchos lugares de la capital.
Reprimido el movimiento se fusila a 66 sargentos. Los conspiradores que pudieron escaparon al extranjero. La represión no contentó a nadie. Evidentemente no podía agradar a los progresistas y demócratas que la sufrieron, pero tampoco gustó a los moderados de Narváez que la consideraron demasiado blanda. O´Donell será sustituido por Narváez que regresa al poder. Es el único apoyo que le queda a la Reina. Se inicia una etapa en la que con una fuerte represión se intenta mantener el régimen. Es el fracaso del modelo liberal moderado que no consigue articular un modelo de relevos en el poder sin desgastar al trono.

domingo, 7 de junio de 2009

La red To




LA RED TO
Es de sobra conocida la colaboración del régimen de Franco a favor de Alemania durante la 2ª Guerra Mundial. En especial la implicación directa en la campaña contra Rusia enviando a la División Azul para que luchase al lado de las tropas alemanas en la invasión de la URSS. Convenía destacar el aspecto anticomunista y se presentaba como continuación de la guerra civil española, en la que los soviéticos fueron uno de los principales sustentadores del esfuerzo bélico de los republicanos españoles. No fue esta la única colaboración de la España de Franco con las potencias del Eje, hay otra muchas pero entre ellas hay una muy poco conocida. Se trata de la red TO, una red de espionaje al servicio del Japón entre 1941 y 1943. La información está publicada en el libro de Antonio M. Díaz Fernández: “Los servicios de inteligencia españoles” publicado por Alianza Editorial en 2005.
Nos cuenta como a fines de 1941 Yachiro Suma, embajador de Japón en España pide colaboración a Serrano Suñer, cuñado de Franco y ministro de Exteriores, para organizar el espionaje japones en Estados Unidos y América Latina. Se llama a Madrid al agregado de prensa en Londres, Ángel Alcázar de Velasco para que colabore en la tarea. Las redes japonesas de información en América habían sido desmanteladas y se pedía el apoyo de España.
Se monta la red “TO” (puerta en japones) compuesta por periodistas y diplomáticos para obtener datos sobre buques y armamento en en EEUU o en tránsito por Gibraltar. Alcázar es destinado a al consulado español en Vancouver y coordinó desde allí la información. En poco tiempo la red fue infiltrada por el espionaje canadiense u sus miembros expulsados. Su trabajo fue ineficaz y Estados Unidos estuvo al tanto de sus actividades optando estos por no desmantelarla y utilizarla como fuente de intoxicación con información falsa hacia los japoneses.
El autor del libro cree que es red fue un intento de Serrano Suñer de congraciarse con las potencias del Eje

jueves, 4 de junio de 2009

El peligro de las serenatas, la noche de San Daniel




El diccionario de la RAE define serenata como “ Música en la calle o al aire libre y durante la noche, para festejar a alguien”. En la noche del 10 de abril de 1865 una serenata organizada por los estudiantes madrileños fue reprimida por la Guardia civil y el ejercito con el resultado de varios muertos. El número oscila según los autores que lo refieren entre 13 y 93. ¿Cómo una serenata llega a acabar de ese modo?, ¿cuál es el ambiente que la precede?, ¿cuáles fueron sus consecuencias?.
Estamos en los últimos años del reinado de Isabel II, que ha vuelto a recurrir a Narváez para enderezar la situación. El descontento está extendido y el régimen es incapaz de organizar un sistema de cambios de gobierno tranquilo. Narváez recurre a la receta de siempre, la represión. En octubre de 1864, tratando de impedir la difusión de ideas progresistas emite una circular en la que prohíbe difundir ideas contrarias a la monarquía o al concordato de 1851. Trata de impedir desde la Universidad y desde la prensa se fomente la agitación. En la Universidad hay un grupo de profesores que son demócratas, entre ellos destaca Castelar.
La Hacienda Publica está en apuros y la Reina y los moderados se ofrecen a vender Patrimonio Real quedándose con el 25 por ciento de lo recaudado para ella y entregando un 75 % al erario público. La reina y los moderados en el poder parecen no distinguir entre Patrimonio Nacional y el peculio particular de la Reina.
Ante esa propuesta Castelar, catedrático de Historia en la Universidad de Madrid y futuro presidente de la Primera República, publica dos artículos los días 21 y 22 de febrero titulados “¿De quién es el Patrimonio Real?” y “El Rasgo”en los que acusa al gobierno y a la Reina de intentar quedarse con parte de un patrimonio que es de la Nación.
El ministro de Fomento, que lo es a la vez de Educación, Alcalá Galiano, pide al rector de la Universidad que cese a Castelar. El rector, Juan Manuel Montalbán, se niega. Se teme en ambientes estudiantiles que se tomen medidas contra el rector y se prepara una “serenata” para el día en que lo cesen. El ministro cesa al Rector y desposee de la cátedra a Castelar. Esto ocurre el siete de Abril.
En solidaridad con ambos dimiten de sus puestos Salmerón y Miguel Morayta. El ministro de la Gobernación, Luis González Bravo da ordenes de prohibir y reprimir la serenata, que sin embargo el Gobernador Civil de Madrid había autorizado. La Guardia Civil disuelve a los asistentes.
El 10 de abril toma posesión el nuevo rector, Diego Miguel y Bahamonde. Para esa noche se prepara por parte del estudiantado y de progresistas y demócratas otra “serenata” de protesta en la Puerta del Sol. González Bravo da órdenes de para disolverla y refuerza a la Guardia Civil con unidades del ejército, unos mil hombres. Tras las cargas se suceden los disturbios por los alrededores. Se producen muertos (sobre su número se discrepa entre 13 y 94 según diversas fuentes) y más de un centenar de heridos. Así cuenta los hechos Pérez Galdos en su novela “Prim” , parte de la cuarta serie de los “Episodios nacionales”.
Movidos los estudiantes de un pensamiento generoso, que era proyección del pensamiento general, resolvieron obsequiar con una serenata al Rector saliente. Pedido y otorgado por el Gobernador el necesario permiso, se dispuso la música para las nueve de la noche, y un público espeso acudió a la calle de Santa Clara con bullicio y animación de fiesta. Si la serenata era en aquella ocasión un acto corriente y usual como otros de la misma índole y objeto, ¿por qué a presenciarla y a gozar de ella acudía tan inmenso gentío? Beramendi, que con su amigo Guillermo de Aransis asomó las narices por las inmediaciones del teatro de Oriente, sin otro móvil que curiosear, dijo así: «Cuando un pueblo tiene metido el motín en el alma, basta que se reúnan diez y seis personas para que salgan diez y seis mil a ver qué pasa»....
... De improviso vieron los amigos que se arremolinaba la multitud. A la claridad de los farolillos de los atriles, junto a los cuales estaban los músicos, algunos con la boca pegada ya a los instrumentos, se vio que los guardias de seguridad mandaban suspender la tocata... ¡A enfundar los instrumentos, a recoger los atriles, y a casa todo el mundo! ¿Serenata dijiste? No fue mala la que dieron los silbidos de la muchedumbre, el maldecir a la política, y el prorrumpir hombres y mujeres en soeces injurias contra el Gobierno. ...
...Llegó don Laureano Figuerola con la habitual placidez de su rostro y su expresión austera y benigna. Acompañábale Gabriel Rodríguez, alto, barbudo, bien encarado y con antiparras de oro. Venían del Suizo. Desahogadamente pudieron llegar hasta la Academia de San Fernando; pero desde allí el paso era imposible. Hubieron de retroceder, dando un rodeo por la calle de la Aduana. En la Puerta del Sol, el tumulto y vocerío eran espantosos. Los dos esclarecidos economistas oyeron contar que una cuadrilla de obreros, que bajaba a la calle del Carmen por la de los Negros, apedreó a los soldados de Caballería, y que el Gobernador militar mandó hacer fuego... Figuerola y Rodríguez sintieron la descarga; pero ignoraban si había sido al aire... Las voces que de esto llegaban al Ateneo eran contradictorias. Pasó tiempo... declinaban las horas con lenta rotación que acrecía la ansiedad... Sanromá entró diciendo que la Guardia Veterana repartía sablazos en la Puerta del Sol... En efecto: oíase desde la Holanda española un rumor como de oleaje impetuoso, lejanos apóstrofes, estridor de silbidos...
Algunos ateneístas de los que se arremolinaban en el pasillo pensaron salir y aproximarse a la Puerta del Sol para ver de cerca la jarana; pero en esto llegó casi sin aliento un precoz filósofo, González Serrano, y dijo: «No salgan ahora; no salga nadie... Por poco me gano un sablazo... El dolor que tengo aquí, ¡ay! es de un golpe ¡ay!... Se me vino encima la cabeza de un caballo... Ya cargan, ya vienen cargando por la calle de la Montera...». Acudió a los balcones del Senado y de la Biblioteca gran tropel de curiosos. Calle arriba iban hombres, mujeres y muchachos huyendo despavoridos. Centauros que no jinetes, parecían los guardias; esgrimían el sable con rabiosa gallardía, hartos ya de los insultos con que les había escarnecido la multitud. No contentos con hacer retroceder a la gente, metían los caballos en las aceras, y al desgraciado que se descuidaba le sacudían de plano tremendos estacazos. Chiquillos audaces plantábanse frente a los corceles, y con los dedos en la boca soltaban atroces silbidos. Al golpe de las herraduras, echaban chispas las cuñas de pedernal de que estaba empedrada la calle costanera. Un individuo a quien persiguieron los guardias hasta un portal de los pocos que no estaban cerrados, cayó gritando: «¡asesinos!», y el mismo grito y otros semejantes salieron de los balcones del Ateneo. En la puerta de la sacristía de San Luis había dos muchachos que, después de pasar los últimos jinetes hacia la Red de San Luis, gritaban: «¡Pillos! ¡Viva Castelar... viva Prim!». Hacia la esquina de la calle de la Aduana, dos sujetos de buen porte retiraban a una mujer descalabrada... La noticia, traída por un ordenanza, de que en la Puerta del Sol y Carrera de San Jerónimo había muertos, hizo exclamar a Beramendi: «¡Sangre!... Esto va bien».
Las protestas en el Parlamento y el descrédito ante la opinión pública tensan la situación. Dentro del gobierno el ministro de fomento, Alcalá Galiano, y el de gobernación, González Bravo se enfrentarán por la dureza del trato a los manifestantes. Pocas horas después de este enfrentamiento moría, victima de un ataque cerebral Alcalá Galiano. De todos modos Narváez estaba tocado y la Reina acabará llamando de nuevo a O´Donell el 21 de junio de 1865 para formar gobierno tratando de salvar la situación.
Las serenatas habían producido muertos, heridos y se habían llevado al gobierno de Narváez. Tampoco lo tendrá fácil el nuevo gobierno que pretende dar una imagen más liberal con varias medidas, entre ellas reponer en su cátedra a Castelar.

sábado, 30 de mayo de 2009

La bandera republicana



Una de las primeras medidas que tomó la República fue modificar la bandera tradicional de España. A este efecto publicó en la Gaceta de Madrid de 28 de abril de 1931 lo siguiente:

Gaceta de Madrid. 28 de abril de 1931

BANDERA NACIONAL
Adoptando como Bandera nacional para todos los fines oficiales de representación del Estado, dentro y fuera del territorio español,y en todos los servicios públicos, así civiles como militares, la bandera tricolor que se describe.

El alzamiento nacional contra la tiranía, victorioso desde el 14 de abril, ha enarbolado una enseña investida por el sentir del pueblo con la doble representación de una esperanza de libertad y de su triunfo irrevocable. Durante más de medio siglo la enseña tricolor ha designado la idea de la emancipación española mediante la República.
En pocas horas, el pueblo libre, que al tomar las riendas de su propio gobierno proclama pacíficamente el nuevo régimen, izó por todo el territorio aquella bandera, manifestando con este acto simbólico su advenimiento al ejercicio de la soberanía.
Una era comienza en la vida española. Es justo, es necesario, que otros emblemas declaren y publiquen perpetuamente a nuestros ojos la renovación del Estado. El Gobierno provisional acoge espontánea demostración de la voluntad popular, que ya no es deseo, sino hecho consumado, y la sanciona. En todos los edificios públicos ondea la bandera tricolor. La han saludado las fuerzas de mar y tierra de la República; ha recibido de ellas los honores pertenecientes al jirón de la Patria. Reconociéndola hoy el Gobierno, por modo oficial, como emblema de España, signo de la presencia del Estado y alegría del Poder público, la bandera tricolor ya no denota la esperanza de un partido, sino el derecho instaurado por todos los ciudadanos, así como la República ha dejado de ser un programa, un propósito, una conjura contra el opresor, para convertirse en una institución jurídica fundamental de los españoles.
La república cobija a todos. También la Bandera, que significa paz, colaboración de los ciudadanos bajo el imperio de las justas leyes. Significa mas aún: el hecho nuevo en la Historia de España de que la acción del Estado no tenga otro móvil que el interés del país ni otra norma que el respeto a la conciencia, a la libertad y el trabajo. Hoy se pliega la bandera adoptada como nacional a mediados del siglo XIX. De ella se conservan los dos colores y añade un tercero, que la tradición admite como insignia de una región ilustre, nervio de la nacionalidad, con el emblema de la República, así formado, resume más acertadamente la armonía de la gran España.
Fundado en tales consideraciones y de acuerdo con el Gobierno provisional, vengo a decretar lo siguiente:
Artículo 1º.- Se adopta como bandera nacional para todos los fines oficiales de representación del Estado dentro y fuera del territorio español y en todos los servicios públicos, así civiles como militares, la bandera tricolor que se describe el artículo 2º de este Decreto.
Artículo 2º.- Tanto las banderas y estandartes de los Cuerpos como los servicios en fortalezas y edificios militares, serán de la misma y dimensiones que las usadas hasta ahora como reglamentarias. Unas y otras estarán formadas por tres bandas horizontales de igual ancho, siendo la roja la superior, amarilla la central y morada oscura la inferior. En el centro de la banda amarilla figurará el escudo de España, adoptándose por tal el que figura en el reverso de las monedas de cinco pesetas acuñadas por el Gobierno provisional en 1869 y 1870.
En las banderas y estandartes de los Cuerpos se pondrá una inscripción que corresponderá a la unidad, Regimiento o Batallón a que pertenezca, el Arma o Cuerpo, el nombre, si lo tuviera y el número. Esta inscripción, bordada en letras negras de las dimensiones usuales, irá colocada en forma circular alrededor del escudo y distará de él la cuarta parte del ancho de las bandas de la bandera, situándose en la parte superior y en la forma que el punto medio del arco se halle en la prolongación del diámetro vertical del escudo.
Las astas de las banderas serán de las mismas formas y dimensiones que las actuales, así como sus moharras y regatones, aunque sin otros emblemas o dibujos que los del Arma, Cuerpo o Instituto de la unidad que lo ostente y el número de dicha unidad. En las banderas podrán ostentarse las corbatas ganadas por la unidad en acciones de guerra.
Artículo 3º.- Las Autoridades regionales dispondrán que sucesivamente sean depositadas en los Museos respectivos las banderas y estandartes que hasta ahora ostentaban los Cuerpos armados del Ejército y los Institutos de la Guardia Civil y Carabineros.
El transporte y entrega de dichos emblemas se hará con la corrección, seriedad y respeto que merecen, aunque sin formación de tropa, nombrándose por cada Cuerpo una Comisión que, ostentando su representación, realice aquel acto y formándose la Comisión receptora por el personal del Museo.
Artículo 4º.- Las escarapelas, emblemas y demás insignias y atributos militares que hoy ostentan los colores nacionales o el escudo de España, se modificarán en lo sucesivo, ajustándose a cuanto se determina en el artículo 2º.
Artículo 5º.- Las banderas nacionales usadas en los buques de la Marina de guerra y edificios de la Armada serán de la forma y dimensiones que se describen en el artículo 2º.
Las banderas de los buques mercantes serán iguales a las descritas anteriormente, pero sin escudo.
Las banderas y estandartes de los Cuerpos de Infantería de Marina y Escuela Naval serán sustituidas por banderas análogas a las descritas para los Cuerpos del Ejército.
Las astas, moharras y regatones se ajustarán asimismo a lo que se dispone para las de los Cuerpos del Ejército.
Artículo 6º.- Las Autoridades departamentales y Escuadra dispondrán que sucesivamente sean depositadas en el Museo Naval las banderas de guerra regaladas a los buques y estandartes que hasta ahora ostentaban los Regimientos de Infantería de Marina y Escuela Naval.
El transporte y entrega de estas enseñas se hará con la corrección, seriedad y respeto que merecen, aunque sin formación de tropa, nombrándose por cada Departamento o buque una Comisión que, ostentando su representación, realice el acto, y formándose la Comisión receptora por el personal del Museo.
Artículo 7º.- Las escarapelas, emblemas y demás insignias y atributos militares que hoy ostentan los colores nacionales o el escudo de España se modificarán en lo sucesivo, ajustándolas a cuanto se determina en el artículo 2º.
Dado en Madrid, a veintisiete de abril de mil novecientos treinta y uno.
El Presidente del Gobierno provisional de la República. Niceto Alcalá-Zamora y Torres
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Fuente Wikisource

lunes, 25 de mayo de 2009

Agrupación al Servicio de la República



La Agrupación al Servicio de la República, un grupo de intelectuales que habían contribuido a hacer posible la Segunda República, convencidos de verdad de que era posible llevarla adelante trataron de ejercer una tutela intelectual evitando desde el primer momento la deriva demagógica. Ante la quema de conventos publicaron un artículo condenando este tipo de hechos. Fue publicado en el periódico El Sol. Os extraigo algunos párrafos significativos.


“La multitud exótica e informe no es democracia, sino carne consignada a tiranías.- Unas cuantas ciudades de la República han sido vandalizadas por pequeñas turbas de incendiarios. En Madrid, Málaga, Alicante y Granada humean los edificios donde vivían gentes que, es cierto, han causado durante centurias daños enormes a la nación española, pero que hoy, precisamente hoy, cuando ya no tienen el Poder público en la mano, son por completo innocuas. Porque eso, la detentación y manejo del Poder público, eran la única fuerza nociva de que gozaban. Extirpados sus privilegios y mano a mano con los otros grupos sociales, las Ordenes religiosas significan en España poco más que nada. Su influencia era grande, pero prestada: procedía del Estado. Creer otra cosa es ignorar por completo la verdadera realidad de nuestra vida colectiva.
Quemar, pues, conventos e iglesias no demuestran ni verdadero celo republicano ni espíritu de avanzada, sino más bien un fetichismo primitivo o criminal que lleva lo mismo a adorar las cosas materiales que a destruirlas. El hecho repugnante avisa del único peligro grande y efectivo que para la República existe: que no acierte a desprenderse de las formas y las retóricas de una arcaica democracia en vez de asentarse desde luego e inexorablemente en un estilo de nueva democracia. Inspirados por ésta, no hubieran quemado los edificios, sino que más bien se habrían propuesto utilizarlos para fines sociales. La imagen de la España incendiaria, la España del fuego inquisitorial, les habría impedido, si fuesen de verdad hombres de esta hora, recaer en esos estúpidos usos crematorios. ...”
Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, R. Pérez de Ayala - El Sol, 11 de mayo de 1931