jueves, 18 de diciembre de 2008

Ana Frank

Un libro interesante para leer en estas vacaciones es el Diario de Ana Frank. Se trata del diario que una niña, Annelies Marie "Anne" Frank, escribió entre el 12 de junio de 1942 y el 1 de agosto de 1944 mientras estaba oculta escapando de la persecución que los nazis desencadenaron contra los judíos,
Os dejo un enlace a la página del museo dedicado a esta niña. Aunque quizás es mejor que lo visitéis después de haber leído el libro.
Ana Frank

RAFAEL DE RIEGO (y II)




Tras el éxito de su pronunciamiento Riego es el ídolo de las masas liberales. Como premio recibe el ascenso a mariscal de campo y es nombrado Capitán General de Galicia. No llega a ocupar el cargo pues se aprovecha un viaje a Madrid que realizó para acusarlo de ser republicano.Su destitución produce descontento en el país y tras ser leído un discurso explicativo que envía al parlamento, al fin, en noviembre de 1820, es nombrado Capitán General de Aragón y con tal motivo se traslada a Zaragoza. En ese mismo año contrae matrimonio con su sobrina, María Teresa de Riego y Bustillos.
Continúan las acusaciones de republicanismo, pues en septiembre de 1821 es destinado a Lérida y más tarde a Castelló de Farfaña tras un complot republicano. Su destitución provoca manifestaciones en su favor en Madrid, Sevilla, Cádiz, La Coruña y otras ciudades de raigambre liberal.
Participa activamente en la actividad política del trienio en el que los liberales, antes unidos contra el absolutismo de Fernando VII, están ahora divididos en exaltados y moderados. En marzo de 1822 es elegido diputado por Asturias y su carrera política le lleva a ser Presidente de las Cortes en un período en el que gobiernan los exaltados.
Ante la invasión de los Cien mil hijos de San Luis, resultado de la decisión que toma el Congreso de Verona ante la petición de ayuda del rey Fernando, Riego se dirige a Cádiz intentando organizar la resistencia frente a los franceses y los absolutistas. Traicionado por sus tropas es tomado prisionero en Arquillos (Jaén) y trasladado a Madrid. Declarado culpable como reo de alta traición es llevado en un serón a la Plaza de la Cebada en Madrid y allí ejecutado antes los insultos de grupos de absolutistas que han retomado el poder.
Su figura se convierte en legendaria y a él se dedica el famoso himno de Riego, que llego a ser himno oficial el 7 de abril de 1822 y otra vez lo sería durante la Segunda República. Su música se atribuye a José María de Reart y Copons, militar español aunque otros la atribuyen a Manuel Varo, músico mayor de la charanga que Riego llevaba en su columna. Incluso se dice que está muy inspirado en una musiquilla popular del valle de Benasque.
Tuvo esta composición varias letras, incluso Antonio Machado compuso una para él; la oficial es de Evaristo de San Miguel Valledor.

domingo, 14 de diciembre de 2008

RAFAEL DE RIEGO (I)


RAFAEL DE RIEGO Y NUÑEZ (1725- 1823)
Nacido en Santa María de Tuñas (Asturias) el 24 de octubre de 1785 fue ejecutado en la Plaza de la Cebada en Madrid el 7 de noviembre de 1823. Es el gran protagonista del conocido como levantamiento de Riego el 1 de enero de 1820 en Cabezas de San Juan (Cádiz). Su nombre se asocia al himno liberal y republicano conocido como Himno de Riego que tuvo varias letras y que llegó a ser oficial en España.
Había cursado estudios de filosofía y de derecho en la Universidad de Oviedo que decidió abandonar para ingresar en los Guardias de Corps en Madrid. Ya en la capital participa en el Motín de Aranjuez que acaba con la destitución de Godoy y está relacionado con los inicios de la Guerra de Independencia. Murat lo envía prisionero a El Escorial, de allí logra fugarse, se dirige a Asturias pues su padre era miembro de la Junta Suprema de Asturias. Nombrado capitán participa en diversas acciones, es hecho prisionero el 3 de noviembre de 1808 siendo deportado a Francia.
Toma allí contacto con el liberalismo radical. Liberado, viaja por Inglaterra y Alemania llegando a contactar con la masonería que trabajaba en favor de las corrientes liberales contra el absolutismo. Vuelve a España en 1814 y reingresa en el ejército como teniente coronel. Jura la Constitución de 1812 (La Pepa) antes de que Fernando VII a su regreso de Francia la derogase.
Durante el primer período absolutista se une a la masonería y participa en en conspiraciones para restaurar la Constitución. Después de varios intentos fracasados, hacia finales de 1819 está reuniéndose en Andalucía un ejército destinado a enfrentarse con los independentistas americanos de las colonias españolas.
El ambiente es propicio a un rebelión. Cuenta Andrés Borrego que “los inválidos que regresaban de Venezuela al desembarcar en la costas del litoral gaditano, andrajosos, hambrientos, inutilizados y escarmentados, ponderaban su mala ventura y decían a voz en grito a los acantonados expedicionarios que les esperaría igual suerte si sobrevivían al adverso destino que iban a buscar... en cuanto a los oficiales, así entre ellos como entre los paisanos, era general la opinión de que el restablecimiento de la Constitución de 1812 allanaría el antagonismo de los criollos y abriría la puerta a la pacificación de aquellas regiones y a una era de sólidas ventajas tanto para los americanos como para los españoles” (citado por Tuñón de Lara, La España del siglo XIX tomo 1 pág. 57).
En este ejército Riego está al mando del batallón asturiano. Es la ocasión que esperaba para una intentona contra el absolutismo de Fernando VII y el 1 de enero de 1820 se alza al frente de sus tropas en Cabezas de San Juan (Sevilla). La situación se vuelve incierta, el resto del ejército vacila pero Riego no se rinde e inicia una marcha por diversos pueblos andaluces en los que esperaban encontrar apoyo popular para su levantamiento, apoyo que no acaba de producirse. Estuvo vagando durante cerca de un mes por tierras de Málaga y la Serranía de Ronda, evitando el enfrentamiento con las tropas del gobierno. Parece cundir el desánimo cuando al eco del pronunciamiento surgen sublevaciones en Coruña, Ferrol y en otros diversos lugares de España, en Madrid grupos de liberales se manifestaban a favor de la Constitución, corren rumores de que la sublevación se extiende. El 7 de marzo la multitud rodea el palacio real. El gobernador militar de Madrid se niega a reprimir a los manifestantes. El pronunciamiento había triunfado y Fernando VII se vera obligado a marchar “por la senda constitucional”.

Fernando Muñoz (y II)



Fernando Muñoz, acompaña a su esposa al exilio donde ambos se reúnen con sus hijos. Se dirige el matrimonio luego a Roma, mientras deja a sus hijos, “los muñoces” en Suiza. Tras audiencia con el Papa Gregorio XVI abandonan la ciudad para instalarse en París desde donde conspirarán contra Espartero.
Volverá del exilio la pareja tras la derrota del general que tendrá que buscar refugio en Inglaterra. El protagonismo de Fernando Muñoz se recupera en el terreno de los negocios asociado al marques de Salamanca, ministro de Hacienda y luego Presidente. con el que obtendrá numerosos beneficios al amparo del poder: monopolio de la sal durante cinco años, concesión de la línea de ferrocarril Madrid-Aranjuez. Con el apoyo de Salamanca y el de Narváez el enriquecimiento de Muñoz se incrementa velozmente. El embajador francés dirá: “no existe en España un solo negocio industrial en que María Cristina o el Duque de Riánsares no tomen parte”.
El título de duque de Riansares, con grandeza de España, le había sido concedido a Fernando Muñoz el 13 de octubre de 1844 en virtud de su matrimonio y hace alusión a un subafluente del Guadiana a través del Cigüela. El día anterior, con el permiso de la Reina, la pareja ya casada en secreto, se casa oficialmente. Al par que la riqueza el padrastro de la Reina Isabel II irá consiguiendo títulos nobiliarios para casi todos sus hijos, hemanastros de la reina Isabel.
La bonanza no dura pues el descontento crece y el retorno de Espartero en el bienio progresista devolverá al exilio a María Cristina y a Fernando Muñoz. Retornarán en la época final del reinado de Isabel II y con el regreso seguirán beneficiándose de los negocios hechos al amparo del poder: promociones del ferrocarril a Langreo, minas en las zonas de Gijón, ferrocarriles en Valencia...
Fallece Fernando Muñoz en septiembre de 1873 en la residencia que había adquirido en El Havre, a unos doscientos kilómetros de París. Está enterrado en la ermita de la Virgen de Riansares, cerca de su pueblo natal: Tarancón, municipio castellano manchego de la provincia de Cuenca.
Su esposa María Cristina hizo construir un sarcófago análogo al de su marido en el deseo de ser enterrada junto a él, pero su voluntad no se cumplirá ya que como viuda de Fernando VII y madre de reina está enterrada en el Panteón Real del Escorial. Su fallecimiento se produjo casi cinco años después del de Fernando Muñoz, el 22 de agosto de 1878.

Fernando Muñoz (I)

AGUSTÍN FERNANDO MUÑOZ Y SÁNCHEZ I duque de Riansares
Nieto de una nodriza de Carlos IV, Eugenia Funes, que recibió el 30 de mayo de 1780 el privilegio de hidalguía otorgado por Carlos III, accede al primer plano de la historia de España en virtud del matrimonio secreto que contrae con la reina regente María Cristina de Borbón y dos Sicilias.
En los inicios de la primera guerra carlista, dos meses después del fallecimiento de Fernando VII, su viuda se enamora de un capitán de su guardia, Fernando Muñoz, dos años más joven que ella. Tras compartir lecho con el rey Fernando VII, su tío que casi le doblaba la edad y que en su cuarto matrimonio se encontraba bastante achacoso, parece lógico pensar que el corazón de la joven viuda se orientase hacia persona más próxima a ella en edad.
El matrimonio se celebró el 28 de diciembre de 1833, en secreto. La Regente tenía 27 años y hacía tres meses que había enviudado.
Los amores de la Regente pronto trascienden, por sus frutos y son comentados por los corrillos de la Villa y Corte en la que se hizo célebre la frase : “La Regente es una dama casada en secreto y embarazada en público”. Se ve que los liberales que apoyaban a la reina niña Isabel II y a su madre María Cristina tampoco estaban de acuerdo con la política que llevaba y aprovechaban la ocasión para presionarla con su vida privada a fin de obtener más concesiones al liberalismo como recompensa al apoyo que le otorgaban frente a los carlistas. Por otra parte los carlistas aprovechaban las difíciles circunstancias de la Regente para atacarla. Se hizo famosa la siguiente coplilla:

Clamaban los liberales
que la reina no paría.
¡Y ha parido más muñoces
que liberales había!

No les faltaba razón pues la unión era prolífica y la pareja se iba cargando de hijos. A lo largo de su vida llegarían a tener ocho.
El punto débil de María Cristina era su matrimonio secreto y sus rivales lo saben. Los propios liberales progresistas lo aprovechan en su favor. En la sargentada de la Granja, en 1836 parece ser que la amenaza a la reina para que firmase el restablecimiento de la Constitución del 12 consistió en eliminar a su marido, Fernando Muñoz, al que los guasones denominaban “Fernando VIII”. También tras la ley de Ayuntamientos, tan perjudicial para los progresistas, y que llevara a la destitución de la Regente ante la presión de Espartero, se utilizó contra ella la debilidad en la que su situación matrimonial la colocaba.
Vencedora contra los carlistas, pero presionada y derrotada por los progresistas, la madre de Isabel II se tendrá que encaminar al exilio. Nos cuenta Carlos Fisas en su libro “Historia de las reinas de España”:

“el 12 de octubre de 1.840, a las ocho de la noche, en el salón principal del palacio de Cervelón, María Cristina, espléndidamente vestida, como años después haría su hija en similar circunstancia, leyó su renuncia a la regencia en presencia de la corte, el gobierno, el cuerpo diplomático, y de cuantas autoridades se encontraban en Valencia. El 17 del mismo mes abrazó llorando a sus hijas doña Isabel II y doña Luisa Fernanda, que la miraban atónitas sin comprender absolutamente nada de lo que estaba sucediendo,y embarcó en el vapor español “Mercurio”. Al arribar a Port-Vendres, se acogió a la hospitalidad que le brindara el rey Luis Felipe I de Francia, casado con la princesa Amalia de Borbón, tía carnal de doña María Cristina”.

En la despedida la Regente dirá a Espartero: “te hice duque pero no he logrado hacerte caballero”.

El título de duque de la Victoria le había sido otorgado a Espartero por sus merecimientos en la finalización de la guerra carlista, previamente se le concediera el título de Conde de Luchana por sus méritos en esa misma guerra. No acabará aquí el ascenso nobiliario de Espartero que llegará a ser Principe de Vergara e incluso tras la destitución de Isabel II se le ofrecerá la corona de España.

domingo, 7 de diciembre de 2008

El fusilamiento de Torrijos



En este cuadro el pintor Gísbert hace un alegato en defensa de la libertad. José María Torrijos (1791- 1831) era un destacado liberal, había desempeñado el cargo de capitán general de Valencia y el de ministro de la guerra en la época del trienio liberal. Exiliado como otros muchos en Inglaterra cuando los cien mil hijos de San Luis reponen a Fernando VII como monarca absoluto sigue intentando pronunciamientos para reponer un gobierno constitucional. Es atraído con engaño a las costas andaluzas, le habían prometido apoyo para su intentona. Es detenido cuando intentaba desembarcar con sesenta de sus compañeros por un guardacostas y obligado a desembarcar en Fuengirola. Fusilado por delito de traición, sin juicio previo, en las costas de Málaga el 11 de diciembre de 1831. El cuadro recoge el dramático momento en es fusilado junto a sus compañeros de intentona. Se convierte en un héroe de la libertad y su causa es ensalzada por los liberales.
Espronceda le dedica un emocionado poema.
A la muerte de Torrijos y sus compañeros

Helos allí: junto a la mar bravía
cadáveres están ¡ay! los que fueron
honra del libre, y con su muerte dieron
almas al cielo, a España nombradía.
Ansia de patria y libertad henchía
sus nobles pechos que jamás temieron,
y las costas de Málaga los vieron
cual sol de gloria en desdichado día.
Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores,
y los viles tiranos con espanto
siempre delante amenazando vean
alzarse sus espectros vengadores.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

María Cristina de Borbón dos Sicilias



María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (Palermo, 27 de abril de 1806 – Sainte-Adresse, Francia, 22 de agosto de 1878) Fue la cuarta de las esposas de Fernando VII con el que se casó a los 23 años, en 1829. Su marido casi le doblaba la edad, tenía 45. Tuvo un papel muy activo en la consolidación del liberalismo en España al enfrentarse al hermano del Rey, Carlos María Isidro, y defender el trono de su hija frente a las pretensiones absolutistas. Para defender el trono curiosamente tendrá que contar con el apoyo de aquellos a los que su marido había perseguido a lo largo de su reinado. El papel de la reina regente fue clave a la hora de apartar a personajes de un absolutismo moderado hacia el apoyo al trono y a la alianza con el liberalismo. Es una transición compleja en el que el aparato de estado absolutista se va inclinando hacia el continuismo y acaba al servicio de los liberales. En cierto modo presenta alguna semejanza con los años finales del franquismo y la transición a la democracia en el que personajes del estado franquista acabaron conviviendo primero y convirtiéndose luego en demócratas. Después de este servicio al liberalismo durante la guerra, su inclinación hacia el moderantismo la hizo incompatible con las funciones de Regenta, siendo atacada por el liberalismo progresista. Ya viuda, su matrimonio con Fernando Muñoz, del que acabará teniendo ocho hijos contribuyó a su descrédito y a facilitar las críticas de sus enemigos. El enfrentamiento que se produce por el apoyo a la ley de Ayuntamientos es la gota que desborda el vaso y acaba siendo forzada a exiliarse dejando como Regente al general progresista Espartero.
Si queréis leer una breve biografía podéis consultar la wikipedia.
Un resumen de la evolución política durante su Regencia los tenéis en el siguiente enlace: