Franco había prohibido los sindicatos y los partidos políticos tolerando solamente a Falange Española Tradicionalista y de las JONS y a los sindicatos verticales copiados del modelo fascista. Pero en la clandestinidad continuaron operando grupos de oposición.
En los años finales del franquismo se produce un debate sobre la necesidad del cambio de régimen, sobre todo teniendo presente que Franco se acercaba al límite de su vida. Los franquistas puros pretendían la simple continuidad del régimen dejando todo “atado y bien atado”, de modo que el sucesor Juan Carlos continuase gobernando como Franco. Esta posición era cuestionada por muchos de los propios franquistas que veían imposible continuar sin cambios debido a las transformaciones sociales experimentadas, al entorno, y a la insustituible personalidad y circunstancias que rodearon al “Caudillo”.
Entre los franquistas se irá configurando lo que sus enemigos llamaban “el bunker”,con personalidades como Blas Piñar, Raimundo Fernández Cuesta, Girón de Velasco y otros que se oponen a toda reforma y quieren el franquismo puro y duro. Su posición irá quedando en minoría con el paso del tiempo pero en principio son los que se pueden expresar y controlan las instituciones.
Otro grupo de personalidades del régimen, generalmente más jóvenes y que no habían vivido la guerra civil, empezaron a verse como “aperturistas” y a ser llamados de ese modo. Pertenecían al Movimiento (la denominación del partido único oficial) la mayoría de ellos, algunos tenían sentimientos monárquicos, otros se veían como simples técnicos. Entre ellos podemos situar a personas como Pio Cabanillas, Gabriel Cisneros, Adolfo Suárez, Rodolfo Martín Villa, Marcelino Oreja, e incluso a personas de más edad como José María de Areilza o Manuel Fraga. Todos ellos estaban convencidos de la necesidad de un cambio político. Serán los más influyentes en los gobiernos de la transición e irán desplazando al bunker. No conforman un grupo compacto ya que no presentan una idea compartida y precisa de todo el proceso que se avecina pero si creen que es preciso realizar cambios para presentar una imagen del régimen más democrática y que posibilitase la integración y el acercamiento a la Europa Comunitaria. Coinciden también en que el cambio tiene que hacerse por reformas del régimen sin romper con él.
Frente a este grupo de fuerzas procedentes del franquismo y que operan desde las propias instituciones nos encontramos con una oposición muy dividida. La derecha en la oposición tenía poca fuerza y estaba formada por personas que se habían ido alejando del régimen con el paso del tiempo. Por una parte estaba la democracia cristiana, dividida y dirigida por Ruíz Gimenes y Gil Robles; también estaba un sector monárquico que se definía como partidario de don Juan, el padre de Juan Carlos. En general esta oposición de derecha estaba formada por grupos pequeños en una clandestinidad tolerada, pero sus declaraciones tenían una gran repercusión social porque tenían la posibilidad de hacerse oír en artículos de prensa, declaraciones...
En Cataluña la oposición había logrado unirse y estaba muy influida por el nacionalismo catalanista. Las fuerzas políticas de oposición habían conseguido articularse en un organismo unitario: la Assemblea de Catalunya , en noviembre de 1971 que aglutinaba a partidos, sindicatos y organizaciones sociales de todo tipo y tuvo un gran protagonismo. En enero de 1975 se organiza el Consell de Forces Politiques de Catalunya que exigia el restablecimiento de la autonomía catalana. Formando parte de este Consell estaba la derecha nacionalista con un partido importante Convergencia Democrática de Catalunya dirigido por Jordi Pujol. La consigna de “Libertat, amnistía i estatut d´autonomía” figuraba en todas las protestas.
En el País Vasco la situación era distinta, allí la presencia de ETA y la dura respuesta policial mediatizaban las posiciones. ETA contaba con muchas simpatías entre los antifranquistas y aglutinaba a una corriente independentista que coincidía con las propuestas máximas del otro partido nacionalista: el PNV, que no condenaba las acciones de ETA. La división entre independentismo y españolismo y el terrorismo separaban a las fuerzas políticas que no conseguían una acción común como en Cataluña.
En la izquierda el socialismo aparecía dividido entre el Partido Socialista del Interior fundado por Enrique Tierno Galván después de ser expulsado de su cátedra en 1965 y que luego cambiaría su nombre a Partido Socialista Popular (PSP). Este grupo tenía presencia entre intelectuales y estudiantes.
El PSOE cambia de dirigentes en octubre de 1974, un grupo del interior del páis encabezados por Felipe González se impone en el Congreso e Suresnes a los del exilio dirigidos por Rodolfo Llopis.
El PSOE contaba también con la fuerza de su sindicato: la UGT, dirigida por Nicolas Redondo, importante en Asturias y el País Vasco.
El Partido Comunista de España (PCE) era la fuerza más numerosa y mejor organizada de la oposición. Su estructura resistió a la represión adaptándose a la lucha en la clandestinidad y su activismo le otorgó una fuerza y un prestigio grande entre los antifranquistas. Dirigido desde el exilio por Santiago Carrillo disponía de una gran capacidad de movilización entre estudiantes, obreros e intelectuales. Proponía una política de Pacto por la libertad y en julio de 1974 proponía la Junta Democrática, organismo del que formaban parte además del PCE, el PSP, el Partido del Trabajo de España (PTE), el Partido Carlista, Comisiones Obreras y personalidades independientes.
El PSOE se resistirá a participar en la Junta Democrática, por el protagonismo que en ella tiene el PCE, y en julio de 1975 crea la Plataforma de Convergencia Democrática en la que además del PSOE se integran la Izquierda Democrática que es un grupo de democracia cristiana liderado por Ruíz Giménez, el grupo socialdemócrata de Dionisio Ridruejo ( un antiguo falangista que se separó de falange en los primeros momentos del franquismo), una facción de los carlistas que apoyaba a Carlos Hugo de Borbón, y varios partidos de ultraizxquieda como la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT) que luego se saldrá y el Movimiento Comunista de España (MCE).
Plataforma y Junta se fusionarán en marzo de 1976 constituyendo Coordinación Democrática, la que popularmente se conocerá como Platajunta y que presionará por la democratización en el período de la transición.
A la izquierda del PCE aparecían grupos pequeños de filiación trostkista o maoista o que consideraban al PCE como demasiado socialdemócrata y poco comunista, como los citados ORT, MCE, la Liga Comunista Revolucionaria (LCR)... en general tenían poca implantación. Uno de ellos el Partido Comunista de España marxista-leninista (PCE m-l), al que no hay que confundir con el PCE, acabó propiciando la creación de un grupo que practicó luego el terrorismo (el FRAP). Otro grupo que también llegaría al terrorismo fue el GRAPO potenciado por el Partido Comunista de España Reconstituído (PCE r) proveniente del otra de las escisiones izquierdistas de grupos comunistas..
En el mundo obrero, aparte de sindicatos clandestinos minoritarios como la citada UGT, Unión Sindical Obrera (USO) o la histórica CNT, el grupo más influyente era Comisiones Obreras (CCOO). Nacido a partir de los conflictos obreros de Asturias se extendió por todo el país impulsado por el PCE. Presente en la mayoría de los conflictos llego a copar cargos de enlaces sindicales del sindicato vertical para reventarlo y forzó ser admitido a negociaciones con las patronales que sabían que en ellos y no en los sindicatos franquistas era donde residía la confianza de los obreros industriales.