domingo, 9 de diciembre de 2012

Sexenio revolucionario (I) La Revolución Gloriosa

EL SEXENIO DEMÓCRATICO (1868-1874)


Este período en síntesis representa el intento fracasado de construir en España un estado democrático. El anterior período de Isabel II había supuesto la consolidación del liberalismo político y económico pero también el fracaso del modelo liberal moderado en dar respuesta a las aspiraciones de progresistas y demócratas.

La revolución de septiembre de 1868, conocida como revolución gloriosa por sus contemporáneos, es el intento protagonizado por la burguesía progresista de ensayar un régimen parlamentario que dé protagonismo político a sectores populares, excluidos de participación por los liberales moderados. Intento, como decíamos al principio fracasado, a través de dos fórmulas diferentes: una monarquía democrática con Amadeo I y una república, la I República española con diferentes formas.

Años de grandes cambios en un reducido tiempo en el que la revolución que destrona a la reina Isabel II da paso a un gobierno provisional, sucedido por una regencia que instalará una monarquía democrática a la que le es difícil encontrar un rey. Amadeo I, de la casa de Saboya, asumirá ese papel para acabar abdicando y dejar el camino abierto a un ensayo republicano que intentara diversos métodos para organizar el país, pero que en menos de un año tendrá cuatro presidentes, siendo sustituida, tras otro golpe de estado, por otro gobierno provisional que es el preludio de la restauración de la dinastía borbónica en la persona del hijo de Isabel II, Alfonso XII.

Por si todo esto puede parecer aburrido dos guerras civiles en la península y una insurrección en territorios de ultramar pueden hacerlo más variado. Unido incluso a uno de los magnicidios más enigmáticos de la historia española (el asesinato de Prim).

I/ La Revolución “Gloriosa”


Las causas de la revolución


Son múltiples y podemos organizarlas del siguiente modo.

Causas políticas


Desde el punto de vista político el partido moderado había monopolizado el poder durante el gobierno de Isabel II, no dejando a las demás corrientes políticas otra opción para participar en él que el recurso al golpe militar, pronunciamiento, o a la revuelta popular. Los opositores acusan al régimen de ineficaz, corrupto, inmoral y de negar a la mayoría de los ciudadanos los derechos políticos. En resumen el sistema moderado está en crisis.

Narváez y González Bravo protagonistas de los últimos tiempos de la monarquía habían actuado de modo dictatorial y su gobierno aumentó el descrédito de la Reina que siempre les había apoyado. La muerte de Narváez, el autoritario espadón que había sostenido a la Reina, en la primavera de 1868 deja a ésta indefensa y al partido moderado huérfano.

Los últimos años del reinado (1863-1868) fueron años de extraordinaria inestabilidad sucediéndose hasta siete gobiernos. Los progresistas retiran su apoyo a un régimen que les margina y recurre constantemente al fraude electoral. Elecciones además de sufragio restringido en las que no podía participar más que una minoría, el 1% de la población. Sin apoyos ciudadanos, basándose en la Constitución de 1845 y teniendo que recurrir a la guardia civil para mantener el orden el gobierno actuaba de manera autoritaria y represiva. Los municipios estaban controlados por el gobierno, que nombraba a los alcaldes y no había libertad de prensa ni de enseñanza.

En esta situación la oposición al régimen empieza a coordinarse y en Agosto de 1866 consigue articular una plataforma para coordinar sus actuaciones contra el régimen. Se trata del Pacto de Ostende sellado en esta ciudad por exiliados pertenecientes a los partidos progresista y demócrata. Se reunieron 45 representantes de diversos sectores de ambos partidos y acordaron colaborar para derribar a Isabel II que de organizar el nuevo sistema político se encargase una asamblea constituyente elegida por sufragio universal.

En junio de 1867 se firma el Pacto de Bruselas en el que unionistas se unen a progresistas y demócratas asumiendo el compromiso de realizar una acción común contra la Reina.

Si añadimos a todo ello que el prestigio personal de Isabel es mínimo debido a su vida personal, los amantes que se suceden con escándalo, y al ambiente que de la camarilla que le rodea entre la que destaca la monja de las llagas, Sor Patrocinio, vemos que la situación es delicada para el gobierno.

Causas económicas y sociales


Podemos hablar de una crisis agraria ya que las malas cosechas provocadas por la sequía produjeron un encarecimiento de los precios que llevo a los más desfavorecidos al hambre. En un país en el que la mayoría de la población vive en el campo y del campo estamos ante un grave problema.

También está en crisis la escasa industria que hay en el país. El sector que más empleo asalariado concentra, entre los sectores industriales modernos, el textil catalán atraviesa graves problemas debido a la guerra de Secesión en los Estados Unidos. Esta guerra provoca una disminución de la oferta del algodón en los mercados internacionales y un encarecimiento de los precios que pone en dificultades al sector textil en España.

El ferrocarril, en el que se habían puesto tantas esperanzas, muestra una baja rentabilidad que provoca la ruina de empresas y bancos desatando un crisis financiera que acompaña a las anteriores.

Por último el Estado, debido al fuerte peso de la deuda y a los escasos ingresos se decide por aumentar la presión fiscal. La situación es explosiva.

El desarrollo de los acontecimientos


El plan previsto consistía en la creación en las ciudades de juntas progresistas y democráticas que colaboraría con una acción militar.

Se inicia el proceso con el pronunciamiento en Cádiz del brigadier Juan Bautista Topete que estaba al mando del puerto. Se le añade Prim, la guarnición gaditana se le suma. Prim con la escuadra recorre los puertos mediterráneos buscando apoyos.

El 19 de septiembre circula el famoso manifiesto que remata “Viva España con honra

Topete permanece en Cádiz al frente de la tropa levantada contra el gobierno. El pueblo de Cádiz se suma al movimiento y se hace dueño de la ciudad. Mientras tanto Prim con tres fragatas navega por los puertos del Mediterráneo sublevando poblaciones. Málaga, Almería, Cartagena.

Las juntas revolucionarias van organizando alzamientos en ciudades. Los llamamientos desde ellas se multiplican. Es muy famoso el de Sevilla que reclama libertades democráticas, sufragio universal, abolición de los odiados consumos y convocatoria de Cortes constituyentes. El apoyo de las ciudades de Levante al movimiento es decisivo y la Reina reacciona con lentitud despidiendo a González Bravo y nombrando jefe de gobierno a don José de la Concha.

Las tropas sublevada, comandadas por Serrano se dirigen hacia la Capital. El gobierno manda a Pavía para hacerles frente, se encuentran en el puente de Alcolea el 28 de septiembre y no son capaces de cortarles el paso hacía Madrid. Es la batalla de Alcolea. A partir de ese momento poco puede hacer la Reina que estaba de veraneo en San Sebastián, salvo dirigirse hacia la frontera.

En Madrid el pueblo sale a la calle. Los “Voluntarios de la Libertad” asaltan el parque militar y se arman. Custodian los principales edificios. En Barcelona estalla una sublevación popular. Serrano llega a Madrid y se le encarga formar gobierno el día 3 de octubre. Prim aclamado en Barcelona, llega a Madrid el 7 de octubre y el 8 se forma un gobierno provisional presidido por Serrano en el que Prim desempeña el ministerio de Guerra y Topete el de Marina.

Los manifiestos de las Juntas revolucionarias iban más allá en sus peticiones de lo que el gobierno provisional va a conceder, pero estas ceden y el gobierno provisional se consolida en el poder.

Mientras tanto la Reina Isabel acompañada de su Corte se dirige a la frontera francesa. Se cuenta que alguno de sus consejeros intentó persuadirla para que no se marchase del reino diciéndole:

- “Marchándose, Vuestra Majestad renuncia la laurel de la gloria.”

Parece ser que la respuesta de Isabel fue:

- “La gloria para los niños que mueren y el laurel para la pepitoria”

También se dice que cuando abandonaba San Sebastián en la carroza Real una multitud la contemplaba en silencio y ella mirando por la ventanilla exclamó:

- “Siempre creí tener más raíces en España”

Tenía entonces Isabel II tan solo 38 años, había sido reina desde los 3 teniendo como regente primero a su madre María Cristina y a continuación a Espartero. Desde los 10 había vivido alejada de su madre y rodeada de políticos que intentaban manipularla para gobernar a su antojo. A los 13 había sido declarada mayor de edad y comenzado su largo reinado personal. Le fue impuesto un matrimonio con un dudoso personaje y estuvo rodeada de intrigantes. Además tuvo la mala suerte de que escribiesen sobre ella literatos de valía pero que militaban en ideas contrarias a la suya e hicieron blanco de sus críticas asuntos de su vida personal. Su vida no fue fácil. Desde Pau (Francia) dirigirá el 30 de septiembre un manifiesto a los españoles que publica la Gaceta de Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario