sábado, 28 de noviembre de 2009

Las tres guerras carlistas




En las clases de historia solemos comentar con cierto detalle la primera de las guerras carlistas (1833 – 1840) en la que tras el conflicto dinástico, entre la hija de Fernando VII (Isabel II) y el hermano de este rey, Carlos al que sus partidarios llaman Carlos V, que no reconoce a su sobrina como heredera, se esta dirimiendo un conflicto político entre el absolutismo y el liberalismo. El absolutismo triunfante en los momentos decisivos del reinado de Fernando, con el breve paréntesis del trienio liberal se encuentra en retroceso en los últimos momentos del reinado debido a su incapacidad para solucionar los problemas del país y al entorno internacional desfavorable tras las revoluciones de 1830. Así la postura del hermano del rey y de sus partidarios, aunque con apoyos, se encuentra desfasada y buena parte de la clase política que rodeaba al rey Fernando pasa a apoyar con más o menos convicción el trono de la niña Isabel y de su madre María Cristina.
Para entender este proceso puede ser útil recurrir a otro más reciente en el que tras la muerte de Franco los mismos que defendían el franquismo pasaron a ser artífices de la transición a la democracia, quedando solamente los intransigentes e incapaces de adaptarse reducidos al llamado “bunker”, porque la posibilidad de mantener un régimen autoritario habían dejado de ser posibles.
La primera de las guerras carlistas acaba en el norte del país con el abrazo de Vergara a finales de agosto de 1939 entre Maroto y Espartero, aunque algunos de esos combatientes reticentes al acuerdo pasen a engrosar las tropas del general Cabrera y resistan hasta que se ven obligadas a retirarse de España cruzando la frontera francesa el 6 de julio de 1840.

La segunda de las guerras carlistas se desarrolla sobre todo en Cataluña entre 1846 y 1849 y es llamada también “guerra dels matiners”. Mas que guerra propiamente es un levantamiento de partidas que toman como pretexto el fracasado intento del casar a Isabel II con el pretendiente carlista Carlos Luis de Borbón que toma el nombre de Carlos VI, hijo del hermano de Fernando VII, Carlos María Isadro. Ese matrimonio fue una de las alternativas que se barajaron para el casamiento de la Reina que acabo casando contra su voluntad con otro de sus primos Francisco de Asís de Borbón.
Las partidas se levantaron tras el descontento en zonas rurales por las difíciles condiciones de vida y en junio del año 1848 el infatigable Cabrera regresa para tratar de organizar un Ejército Real de Cataluña. No tuvo demasiado éxito. Para colmo de los desastres carlistas, el pretendiente Carlos Luis de Borbón es detenido en abril de 1849 cuando pretendía entrar en España. Las tropas de Cabrera en ese mismo mes, acosadas por el ejército liberal tienen que cruzar la frontera y poco a poco lo harán también el resto de las partidas.

La tercera guerra carlista tiene lugar entre 1872 y 1876. El pretendiente al trono es ahora Carlos María de Borbón y Austria-Este que adopta el nombre de Carlos VII y se autotitula Duque de Madrid. En el año 68 se reunió un grupo de carlistas en Londres para relanzar el carlismo ante la crisis que atraviesa España con Isabel II y en octubre Carlos se convierte en pretendiente al abdicar en él su padre (que era Juan Carlos Maria Isidro al que los carlistas llamaban Juan III, hermano de Carlos Luis de Borbón). Recurre al viejo Cabrera encargándole la dirección política y militar del movimiento pero se producen discrepancias y Carlos María asume personalmente la dirección del carlismo. Da la orden de levantamiento el 21 de abril de 1872 con lo que comienza la tercera guerra. Cruza la frontera francesa en diversas ocasiones y llega a tener una corte en Estella y Durango. Su influencia es sobre todo por el País Vasco y Navarra. Consigue partidarios también en Cataluña, Valencia y Aragón derogando los Decretos de Nueva Planta que había impuesto Felipe V. Su bando se refuerza en 1973 al proclamarse la 1ª República en España con gentes procedentes del bando isabelino y todavía más en el momento de la insurrección cantonalista. En 1974 controlaban el País Vasco y Navarra con excepción de las capitales y disponían de un ejército de 24.000 hombres. Disponían de gobierno y tenían una universidad en Oñate. Su apoyo decae con los pasos que llevan a la Restauración borbónica en Alfonso XII. El propio Cabrera reconoce como rey a Alfonso XII y la ofensiva del ejército liberal obliga al pretendiente carlista a cruzar la frontera francesa el 28 de febrero de 1876, ese mismo día Alfonso entraba en Pamplona.
La imagen corresponde al general Cabrera

1 comentario:

  1. El tema de las guerras carlistas es bastante interesante, y conviene despojar su relato de las inexactitudes y medias verdades de que se las ha ido cubriendo.

    Es inexacto, por ejemplo, calificar de "búnker", a quienes apoyaron a SMC D. Carlos V, por cuanto grandes masas del campesinado y la baja nobleza lo apoyaban incondicionalmente, de forma que eran mayoritarios en amplias zonas de España.

    En ese sentido, es más ajustado a la realidad calificar de "Búnker" a la minoría liberal que se apoderó del trono en 1833.

    Saludos,

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