domingo, 14 de diciembre de 2008

Fernando Muñoz (y II)



Fernando Muñoz, acompaña a su esposa al exilio donde ambos se reúnen con sus hijos. Se dirige el matrimonio luego a Roma, mientras deja a sus hijos, “los muñoces” en Suiza. Tras audiencia con el Papa Gregorio XVI abandonan la ciudad para instalarse en París desde donde conspirarán contra Espartero.
Volverá del exilio la pareja tras la derrota del general que tendrá que buscar refugio en Inglaterra. El protagonismo de Fernando Muñoz se recupera en el terreno de los negocios asociado al marques de Salamanca, ministro de Hacienda y luego Presidente. con el que obtendrá numerosos beneficios al amparo del poder: monopolio de la sal durante cinco años, concesión de la línea de ferrocarril Madrid-Aranjuez. Con el apoyo de Salamanca y el de Narváez el enriquecimiento de Muñoz se incrementa velozmente. El embajador francés dirá: “no existe en España un solo negocio industrial en que María Cristina o el Duque de Riánsares no tomen parte”.
El título de duque de Riansares, con grandeza de España, le había sido concedido a Fernando Muñoz el 13 de octubre de 1844 en virtud de su matrimonio y hace alusión a un subafluente del Guadiana a través del Cigüela. El día anterior, con el permiso de la Reina, la pareja ya casada en secreto, se casa oficialmente. Al par que la riqueza el padrastro de la Reina Isabel II irá consiguiendo títulos nobiliarios para casi todos sus hijos, hemanastros de la reina Isabel.
La bonanza no dura pues el descontento crece y el retorno de Espartero en el bienio progresista devolverá al exilio a María Cristina y a Fernando Muñoz. Retornarán en la época final del reinado de Isabel II y con el regreso seguirán beneficiándose de los negocios hechos al amparo del poder: promociones del ferrocarril a Langreo, minas en las zonas de Gijón, ferrocarriles en Valencia...
Fallece Fernando Muñoz en septiembre de 1873 en la residencia que había adquirido en El Havre, a unos doscientos kilómetros de París. Está enterrado en la ermita de la Virgen de Riansares, cerca de su pueblo natal: Tarancón, municipio castellano manchego de la provincia de Cuenca.
Su esposa María Cristina hizo construir un sarcófago análogo al de su marido en el deseo de ser enterrada junto a él, pero su voluntad no se cumplirá ya que como viuda de Fernando VII y madre de reina está enterrada en el Panteón Real del Escorial. Su fallecimiento se produjo casi cinco años después del de Fernando Muñoz, el 22 de agosto de 1878.

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